Comentario
La arquitectura de Vladimir-Suzdal, aunque se sitúa en la tradición de Kiev, da un paso más en la formalización de una arquitectura específicamente rusa. La famosa iglesia de Pokrov -1165- sobre el río Nerl lo refleja muy bien. Construida sobre una plataforma artificial de piedra y de forma piramidal, esta elegante iglesia sorprende, todavía hoy, por su sencilla estructura cúbica con articulaciones claramente verticales.
Su aspecto inicial debió ser ligeramente diferente, pues la iglesia estaba rodeada en tres de sus lados por un ambulatorio abierto, probablemente de un piso de altura que daba acceso a la galería.
Se pueden observar aquí algunos detalles novedosos, que nos alejan de la arquitectura bizantina y que afectan a la ordenación de las paredes exteriores, tambores, portadas y ventanas. Vemos portadas románicas, profundamente retranqueadas; la división de dos zonas mediante una secuencia de pequeños arcos cegados, apoyados sobre columnas ornamentales y la introducción de la escultura en el exterior. En cuanto a la escultura, aparece representado David tocando la lira como tema principal y, probablemente, se hace referencia a los versículos de los Salmos 97, 148 y 150 en los que se invita a todo ser que vive y que respira a dar gloria al Creador.
Los elementos mencionados proceden del arte románico y aplicados al núcleo bizantino del edificio le transmiten una nueva y serena plasticidad. La iglesia de la Dormición de Vladimir -siglo XII- refleja, a mayor escala que ninguna, esta fusión de la concepción espacial bizantina y la articulación del arte románico. Las imágenes esculpidas recrean un mundo sereno y amable, apenas salido de las manos de Dios y propicio a exaltar al Creador; se trata, en definitiva, de una síntesis singular, original y creativa, característica del arte ruso.
Del ciclo primitivo de los frescos de esta catedral, sólo se han conservado algunos fragmentos: figuras de profetas y ornamentos pintados en la fachada, antes de la remodelación de la iglesia en 1185. Estas imágenes constituyen, hoy en día, el ejemplo más antiguo de pintura en muros exteriores.
La remodelación de la catedral de la Dormición fue hecha a instancias de Vsevolod III, quien, tras haber vivido durante un tiempo en Constantinopla, tuvo oportunidad de conocer, de cerca, el encanto del arte bizantino. Por eso, no dudó en contratar a los mejores artistas para embellecer la iglesia del palacio de San Demetrio -1197-. Sólo se ha conservado el Juicio Final, pero parece seguro que un artista griego fue el autor de los Apóstoles y los ángeles del lado sur de la gran bóveda, mientras que artistas rusos pintaron los ángeles del lado norte. El recuerdo del mejor arte Comneno se hace presente aquí y mientras las figuras de los apóstoles parecen retratos, los bustos de los ángeles poseen una prodigiosa suavidad, la belleza sublime y espiritual de los seres aferrados al esplendor y misterio de la visión que se les ofrece. Su calidad es muy superior a la de los frescos de la catedral de la Natividad de Suzdal -1233-. Los rostros severos, místicos y profundamente graves de los starcy, prolongan una manera de pintar que había dado ya de sí todo lo mejor.
La arquitectura de Novgorod, en los siglos XIII y XIV, supone una nueva fusión de los elementos básicos bizantinos y las adiciones del románico, pero acentúa su propósito de modificar el aspecto cúbico del exterior; esto lo consigue al eliminar la apariencia de bloque del edificio con la presencia de cuatro fachadas provistas de frontones puntiagudos y rematadas por un techo a dos vertientes muy inclinadas. Es el camino hacia un nuevo estilo, apuntado ya en San Nicolás de Lipno -1292-.
La novedad fundamental consiste en el empleo sistemático de arcos conopiales que sirven de remate a los muros e impulsan hacia lo alto la redondeada del edificio, liberando fuerzas verticales qué aligeran la apariencia maciza y estática de las iglesias bizantinas. Estas tendencias se verían ayudadas por la transformación que va experimentando la cúpula, cuya silueta adquiere cada vez más una forma bulbosa. La iglesia del monasterio de Sava en Svenigorod -1405-, la iglesia de la Trinidad del monasterio de San Sergio en Moscú -1422-23- o la catedral de la Anunciación del Kremlin -1484-90-, jalonan la madurez de estas propuestas.
Como heredero del emperador bizantino, Iván III añadió a su escudo el águila bicéfala y como único soberano ortodoxo libre, quiso hacer de Rusia una potencia mundial. Se hizo necesario, pues, convertir el Kremlin en una fortaleza inexpugnable y adorar la plaza de la catedral con bellos edificios e iglesias que darían a Moscú esplendor y prestigio. Por ello, fueron llamados célebres constructores de Pskov e ingenieros y arquitectos de Italia que dieron al Kremlin un aspecto inédito.